El rey, el hombre, se ha vuelto a caer.

Vale, este curso padeceré una enfermedad muy contagiosa a la que llamaremos pragmática. No obstante, diré que tan sólo se prolongará esta agonía durante cuatro meses, o tal vez toda la vida, quién sabe. Quería exponer una de las teorías que han ido surgiendo en clase. La vasija griega. Ni corto ni perezoso, el profesor nos copia y pega una fotografía de un tarro antiquísimo por partes. Nos dice que esta asignatura es como una vasija, que la palabra se ve por partes. A primera vista ves la parte central, a las musas de Hércules que cantan durante toda la película- terrible- y quién te dice que por detrás no está Hércules sin camiseta mirándolas, por lo tanto ya sabemos por qué cantaban. La vida, en general, es algo así como una gran vasija, por tanto me pongo a pensar que quizá no sólo hablar sin hacer que la pragmática se extrañe es un problema humano sino que es mundial y que muchas cosas vistas a simple vista son algo más y que vamos a tener que empezar a tirar de la manta antes que nos la metan doblada, y por favor, interpreten el significado metafórico de esta última expresión.

El rey vuelve a caerse y se rompe la cadera, de nuevo. Van a intervenirle, perdón, primero le examinarán. Imaginemos al rey en un taller mecánico y a dos hombres desde abajo contemplando el cacharro triste y desvencijado con mucho aceite, que cuelga del techo. A lo piñata. Ambos ponen una expresión seria y se concentran en buscar una solución. ¿Muletas? No. ¿Implantes? Tampoco. ¿Qué tal si le introducimos un esqueleto nuevo de acero inoxidable? Muy visto en X-men. Bien, pues qué podremos hacer, se preguntarán, y así seguirán hasta que alguien ponga la canción de los Nikis.
Lo que todos queremos en realidad es que vuelvan a reproducir las imágenes en las que sale el rey cayéndose en aquel escalón y poner algún titular divertido que ponga: La caída de la monarquía, pero mejor no que es algo cruel y en realidad tenemos que hablar de cosas serias, que para eso interpreto la cara A de la vasija. Hoy me levanté y lo vi. También leí un tuit en el que los tiros iban por convertir al rey en Iron man como le pusieran más metal en su organismo, pero en fin. Mientras removía mi magdalena me puse a pensar en el nuevo problema que se planteaba en el horizonte, la monarquía. Lo que hay detrás de ella.

Familia al fin y al cabo.

En ambas fotos… supongo que todo padre e hijo comparten secretos, ¿No?

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http://politica.elpais.com/politica/2013/09/20/album/1379677768_060179.html#1379677768_060179_1379677888

Digamos – voy a intentar ser objetiva- que en posición de delantero tenemos a Felipe. Y que de repente hace un Sergio Ramos, no, es broma, se mantiene donde tiene que estar. En el lateral las infantas y Leti de fiesta por Huertas tras terminar su jornada laboral de ocho de la mañana a tres de la tarde. El Ramos lo hace la hermana del príncipe, Cristina, en propia puerta y sin ninguna defensa. El rey en la grada, la reina en Londres y el yernísimo en cualquier consejo administrativo. Y me faltan personas aún que no sé muy bien dónde colocarlas. Voy a dejar de ser tan lo que sea y voy a centrarme en lo que quiero decir. El príncipe será rey, no como Carlos de Inglaterra, al que sólo le espera una jubilación junto a Camila, qué desastre, ¿No?, pero la verdadera cuestión es… ¿Cuándo? Desde la sinceridad, en este momento, creo que es la parte del jarrón que se encuentra en mejor estado y que sabe hablar más de dos idiomas, independientemente del castellano-manchego.
El problema de España, ahora que lo estoy estudiando en clase, bueno, uno de tantos… un momento… de cuál me preguntan por ahí… pues de ¡Miles! de cientos de miles, es que muchos de los que reman en la balsa son monárquicos, otros se ponen con los tres deditos los colores de la República en plan hooligans en la cara, los hay que son juancarlistas y los que quedan, pues supongo que remamos sin más, hasta que alguien establezca un rumbo fijo, mi capitán. Los que realmente me preocupan son esos jóvenes exaltados románticos que se leen el manifiesto comunista y ya piensan que el mundo se salvaría si ellos luchasen y murieran, no tanto, no, una noche en el calabozo a lo sumo o un par de ostias de los policías de las lecheras e irse con un souvenir en la cara. Esos serán los que después de un par de agitaciones con mucho IVA, muchos impuestos y tasas se convertirán en tranquilos ciudadanos o simplemente pasarán a ese sector de la sociedad, al que todos pertenecemos, los indignados.

¿Quién no podría estarlo ahora? La vasija, España, se encuentra ahora mismo en la cueva de los cuarenta ladrones con una lucecita, alumbrando, que ha querido durante más de treinta años llamarse democracia.

Ahora con la cabeza medio destruida y algo cansada me marcho, que me he cogido el fin de semana para mí, aunque mañana vuelva a estar aquí.

Nunca he dicho nada pero… ¿Cual es vuestra opinión sobre esto? Sobre esto o sobre casi cualquier cosa. Como es la primera vez que lo hago, incluso de lo que escribo, mis idas de olla y demás.

Ya paro nenes.

Andrea.

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