El salón de los pasos perdidos.

Ahora que estás en ese salón reposando te contaré una cosa.

Yo creí, como otros, que la verdadera marcha de la dignidad se emprendía hoy, caminando desde la altura más baja del Paseo del Prado y a esperar. Esperar pacientemente una cola, de una paciencia como digo, infinita por parte tuya Adolfo, con un país que jamás te dio ni te reconoció nada hasta hace unos días.

APOYO de forma incondicional esas marchas por la dignidad, sintiéndome triste de su existencia, como si los seres humanos no fuésemos dignos de vivir, al ser privados de un derecho fundamental que todo el mundo esquiva: el poder decidir y por eso luchar. Como comentaba con mis compañeros de clase el otro día. ¿Por qué generar una discusión entorno a la flexión masculina o femenina de las palabras? Bien, el lenguaje, como la ética y la moral tuya Adolfo, se ha visto solo como (de nuevo) tú te viste en manos de la tergiversación pública, sobretodo, privada.

Los símbolos y el lenguaje se subordinan a cualquier mano dispuesta a acabar con el poder vacuo que se alza ante nosotros, sin importar contra quien o contra quienes. Es del todo erróneo, el ciudadano está actualmente atacando al propio ciudadano. No aludiré a la referencia religiosa de »el prójimo que embiste con sus ojos y atenaza el corazón del otro», porque suelen ser este tipo de comentarios, supeditados al catolicismo histriónico, que en mi caso no me representa, los que definen al individuo como ente social. Si es religioso, será de derechas, vestirá de firma y es pro-abortista. Si por el contrario lleva muchos pendientes, viste ignorando los códigos rigiéndose a uno solo: su identidad y los domingos se queda en casa, tranquilamente, mínimo anarcosindicalista de izquierdas, perroflauta, indignado y encima lacra. Digo esto como señalo a todos aquellos que bajaban con antorchas, palos y máscaras para atacar a los verdaderos confundidos, la policía, que no dejan de ser unos mandaos. De verdad, es así, por mucho que Cristina Cifuentes hiciese, como siempre, el papel de un Nerón decidiendo en el coliseo quien muere y quien vive mientras con la otra mano pide que arda Roma porque lo soñó.

Para mí fue muy importante ver cómo ayer un hombre con una pancarta en contra de los recortes, a favor de la libertad y el cambio, hablaba a un cobarde que opta por ocultarse y le dice que no quiere que les confundan (a la cascada que venía desde Atocha hacia Colón) con palos, piedras, pasamontañas y mentira. Este hombre tenía un palestino morado en el cuello. Y fue la única verdad que ayer pude ver por televisión.

Presidentes

Andrea Toribio Álvarez

El sofá de Cristina.

Reconozco que ayer mientras veía la entrevista que Risto trataba de hacerle a la delegada del gobierno, ésta llegó a convencerme. Los diez primeros minutos. Y yo la miraba hasta con cierta comprensión, y pensaba, »la pobre, que tiene en contra a algunos miembros de su partido», »la pobre que mientras estuvo al borde de la muerte recibió numerosos mensajes poco afortunados desde todas las redes sociales habidas y por haber». Recuerdo que en la televisión aparecieron imágenes de concentraciones improvisadas a la puerta del hospital público en el que se encontraba, cantos de: vete a la privada, Cristina, vete a la privada. El caso es que previamente a la entrevista, fue presentada como una: agnóstica, republicana y a favor del matrimonio homosexual. Me quedé pasmada en cuanto citó a Borges refiriéndose a todo el daño que pudieran haberle ocasionado, hablo del daño emocional, manifestantes y escraches: El odio y la venganza sólo se entierran con olvido, o algo similar me pareció que mascullaba. Lola me ha dicho que la gente que cita a Borges no tienen por qué ser buenas personas, y he caído en que era cierto, y por supuesto, en que los políticos habitualmente nos mienten y por tanto he concluido que tal vez se lo hubiera preparado.

En cuanto han pasado los diez primeros minutos, como digo, he tenido que enfadarme, entiéndeme Cristina, me he dado cuenta. No puedes decir que eres »tantas cosas» contrarias al posicionamiento que mantiene el partido que te da de comer, tal vez sería mejor que creases otro, como hizo Rosa, que parece que no le ha salido del todo mal al contar entre sus filas con un tipo que no para de hacernos reír: Toni Cantó.

A propósito de tus »participaciones activas» en manifestaciones, diré que no sé hasta qué punto del porcentaje de energía que requieren, llegaste a cumplir las expectativas, no en especial por ti, pero sí por gente como tú se debería crear un barómetro que regule el nivel de ciertas acciones, como las barritas del ordenador cuando creamos nuevas carpetas. Manifestarse, dar cuatro gritos, recoger todo y a casa no es manifestarse, créeme, o pregúntaselo a la Real Academia. Creo que Risto fue suficientemente explícito cuando recordó, como hace siempre: Si haces algo y a nadie le molesta, no ha servido para nada.

En cuanto a lo de »la policía pone orden, y yo creo en una sociedad regida por él», verás, no es del todo cierto. Yo también, y otros, creemos y confiamos en el orden social, pero a base de diálogo y no de palos. Y ya para finalizar, claro que a nadie benefició lo de »acampar en Sol». Fue algo que molestó, molestó muchísimo al gobierno pero bueno, como dices, permitió que se apareciese la »ley de transparencia» de la que dudo bastante, permíteme. Por ello me pareció circular, cerrando un ciclo digamos, la entrevista de Risto. El caso es molestar.

Cristina Cifuentes y Risto

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