Góngora for dummies.

Lo primero de todo quiero dejar claro que lo que comentaré a continuación es mi opinión, una interpretación personal. Ni dogma, ni academia, nada nada. En principio esto NO es un blog sobre literatura- o quizá sí- pero es como todo, al final todos acabamos hablando de lo que nos interesa.
Repito, y pido perdón de antemano.

Góngora for dummies.

‘’Porque el que se fue,
Con lo que llevó,
Se dejó el silencio
Y llevó la voz.
Llorad, corazón,
Que tenéis razón’’

La más bella niña.

‘’Amantes, no toquéis si queréis vida,
Porque entre un labio y otro colorado
Amor está, de su veneno armado,
Cual entre flor y flor sierpe escondida…’’

(Soneto 24)

Góngora

La edición escogida para la lectura del poeta cordobés es la recopilación a cargo de Antonio Carreiro para Crítica, por la sencilla razón de tratar directamente con el propio Góngora, tanto en el prólogo –donde comenta detalles biográficos– como en el traslado desde los originales a la imprenta para finalmente caer en las manos del lector.
Sinceramente había tenido desterrado a esta nariz superlativa, de forma figurada, de mis lecturas por parecerme algo enrevesado –corriente culterana según la crítica– y por estar convencida de que el arte barroco es un ejercicio de la vanidad, tal y como dice Borges. Creía que era el despliegue de todos los conocimientos de un hombre exageradamente culto y pedante, que buscaba, tal vez, una súplica para conseguir el aplauso, y en cierta medida es así, pero no podemos referirnos en estos términos a un hombre que llega a Madrid, deja esta ‘’nueva’’ poesía y vuelve a su tierra dejando la corte a oscuras.

Gracias a un texto de Sor Juana Inés de la Cruz, donde dice:

‘’Pues yo no puedo usar la musa mía
Sin que diga, severo, algún letrado
Que Garcilaso está muy maltratado,
Y en lugar indecente; ’’

Para seguir diciendo en el mismo poema:

‘’Es, pues Lisarda, es pues ¡Ay Dios qué aprieto!
No sé quién es Lisarda, les prometo;
Que mi atención sencilla,
Pintarla prometió, no definilla…’’

Me ha ayudado bastante a reflexionar entorno a esta cuestión.
No deja de ser curioso- es literatura– que la lectura de la de la autora del primer sueño imitando el estilo de Córdoba, me lleve a reflexionar sobre algo. Los poetas del XVI, ya contaban con una vasta producción poética en la que aparecían representados todos los tópicos, todos los lugares en forma de paisajes idílicos, parecía que los labios no podían ser otros que los de Elisa y que solo es a Dafne a quien le crecen los brazos. Todo esto sin tener en cuenta la fuente inagotable (o al menos así parecía) de los clásicos: Homero, Virgilio, Ovidio con su Metamorfosis…… Aquí llego a lo que me interesa. Quizá los poetas, en este caso Góngora, no buscaban decir lo que se había venido diciendo con otras palabras y por eso tuvo que acudir a un lenguaje de ultratumba. Se nos presenta la posibilidad de que don Luis buscase, pero otra cosa, un referente ‘otro’ al que cultivar.
Hans-Martin Gauger en su artículo La conciencia lingüística del Siglo de Oro, reflejaría una idea próxima a la que estoy tratando de acercarme y cito:

La llaneza es una palabra clave desde la conciencia lingüística del Siglo de Oro. Caracteriza su intención estilística en su primera fase: Valdés, Cervantes, Mateo Alemán, Vicente Espinel, Mariana. Luego como se sabe, en Herrera, hay un cambio de rumbo, lo que Lapesa llama ‘’la pérdida de la serenidad clásica’’. Algunos de los contemporáneos criticaron la ‘’oscura poxilidad’’ /prolijidad- para los de la SGAE ‘’producir mucho y muy fuerte’’- de Garcilaso y Boscán. Luego vendrá Góngora y Quevedo, Gracián. Vendrán los ‘’culteranos’’ y los ‘’conceptistas’’ y habrá una curiosa discusión entre ellos […] Da la impresión de que la conciencia lingüística deforma la visión sobre la realidad, es decir, la realidad poética misma. Lo que dicen los autores no corresponde siempre, corresponde sólo muy parcialmente a lo que hacen-a lo que hacen como autores.

Encajaría perfectamente con los poemas amorosos. Él no pudo experimentar la pasión que escribe (religioso), sólo seducir a la idea de la unión. Puede deberse a que los temas como el amor, la naturaleza y la muerte se convierten en símbolos, meras referencias, y las vacíe para que se pueda producir una identificación plena con el lector, pudiendo este llenar el contenido con su Galatea más personal.
En los grandes temas anteriormente citados nos vale esta explicación, pero ¿Qué ocurre con el Polifemo? ¿Cómo vamos a identificarnos con un cíclope? Realmente no creo que ocurra así. Recordando el hilo o historia de esta magnífica composición (llegados a este punto estoy muy gongorista), obtenemos un relato mitológico en el cual, el cíclope Polifemo, enamorado de Galatea, la descubre con su amante y descarga su ira desplomando una gran roca sobre el pobre Acís que se salva al convertirse en río. No podemos identificarnos con el cíclope Polifemo, o tal vez sí, ¿Quién no ha sufrido celos? La figura del amante en categoría de aventura, se convierte a ojos del espectador en una lectura muy atractiva.

V 489 ‘’Con violencia desgajó infinita
La mayor punta de la excelsa roca,
Que al joven, sobre quien la precipita,
Urna es mucha, pirámide no poca.
Con lágrimas la ninfa solicita
Las deidades del mar, que Acis invoca:
Concurren todas, y el peñasco duro
La sangre que exprimió cristal fue puro. ’’

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También conecta con la idea del propio poeta, la condición de artista. Góngora tiene la necesidad de transmitir lo íntimo, recibe la realidad y le urge comunicarla, a lo mejor no buscaba un público selecto y de tal forma justificaríamos su léxico.
Recordemos que era un hombre culto y que según Spitzer la lengua vive en la lengua de los poetas, y que como tal transmite su ánimo en forma de objeto lírico. Y el espíritu de Góngora era barroco, con todas sus consecuencias, herencia cultural y panorama histórico.
En función de este ánimo, tendrá composiciones como el Polifemo y otras más relajadas como la de la hermana Marica.
Lo que sí que es cierto y no podemos llamarnos a engaño es que independientemente de que el léxico gongorino parezcan continuos neologismos, al ser algunas nuevas en nuestras retinas, tendremos que recurrir a los pie de página o directamente al diccionario para comprender algunos pasajes estróficos ya bien sea de la fábula comentada o de las Soledades.

Luis de Gongora y Argote. Clérigo.

Por último quería hacer un breve comentario sobre lo mencionado, prácticamente al principio. La imagen prototípica que tenemos del cordobés, de don Luis, es el retrato de Velázquez, realizado cuando el poeta contaba con 61 años. Tal y como dice Carreiro en su edición: »…en ese rostro adusto , altivo y desdentado difícilmente podremos descubrir el andaluz rebosante de humor que traslucen muchos de sus poemas, y menos aún el poeta dócil a las sugerencias de sus amigos que nos transmiten varias anécdotas.»

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Bueno y creo que esto…es todo lo que sabría decir.

Atoribio.

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